Tal como podemos deducir por su nombre, los caballos salvajes son aquéllos que no han sido domesticados por el hombre, y que viven en régimen de libertad.
Se trata de unos animales que destacan por su gran fortaleza, y que tienen viven en grupos, con hábitos sociales muy arraigados. Ello permite que, sobre todo algunas especies que viven en circunstancias muy duras, puedan sobrevivir, como es el caso del conocido como caballo Przewalski.
Dentro de los rebaños de caballos hay una jerarquía muy acentuada, con caballos dominantes que lideran el grupo. Cuando las crías, ya sean hembras o machos, llegan a la madurez sexual, son apartados del rebaño, con lo cual evitan la endogamia.
Los caballos salvajes se alimentan de hierbas y pastos, alimentos que completan con una elevada cantidad de agua. Suelen vivir en zonas abiertas y llanas, en las que los depredadores puedan ser avistados con el tiempo suficiente para defenderse de ellos, y se suelen introducir entre los matorrales para buscar algo de sombra.
Existen varias especies de caballos salvajes, y el origen de la mayor parte se encuentra en las migraciones. Así, el caballo salvaje de Norteamérica, conocido como “mustang”, proviene de los caballos que los españoles llevaron al Nuevo Mundo en los siglos XV y XVI.
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