El tiburón es un animal vertebrado con el esqueleto formado por cartílagos, un pez cartilaginoso que vive en las aguas marinas, aunque ocasionalmente se pueden encontrar algunos ejemplares en aguas dulces, como es el caso del río Amazonas.
El tiburón es uno de los mayores depredadores de nuestro planeta, y, a pesar de que hay especies muy pequeñas, la mayor parte son de gran tamaño. El mayor es el conocido como tiburón ballena, que tiene unos 12 metros de longitud y pesa unas 18 toneladas.
El tiburón suele tener el cuerpo robusto y alargado, destacando sus dientes afilados, generalmente dispuestos en varias hileras, y que tienen la peculiaridad de que se reponen constantemente, es decir, que cuando uno se le daña enseguida le sale uno nuevo, por lo que es imposible establecer una cifra de los mismos.
La piel de los tiburones varía según la especie a la que pertenece, aunque generalmente son de colores grisáceos y azules, casi siempre con el vientre de color blanco. Algunos tienen rayas en el lomo, como pasa con el tiburón tigre, y otros incluso líneas horizontales y verticales formando cuadros, tal es el caso del tiburón ballena.
Su piel, en contra de lo que parece a simple vista, no es lisa, sino que está recubierta por unas pequeñas escamas conocidas como dentículos, gracias a las cuales pueden nadar con mayor rapidez y sin hacer ruido.
Los ojos del tiburón están preparados para poder ver con muy poca luz, lo que les permite cazar presas por la noche o incluso dentro de cuevas muy oscuras. Cabe destacar sus sentidos del oído y del olfato, ambos muy sensibles, algo que les permite oír sonidos y olores muy lejanos, lo cual les facilita también la captura de animales con los que se alimenta.
Como todos los peces, respiran por branquias, que se sitúan a ambos lados del cuerpo. En cuanto a sus aletas, están muy desarrolladas.
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