Las tortugas marinas son reptiles de sangre fría, pertenecientes a la familia de los quelonioideos.
Como animales de sangre fría que son, son ectotermas, es decir, que regulan ellas mismas su temperatura, lo cual consiguen sumergiéndose en el agua para conseguir que ésta disminuya, o nadando a más velocidad cuando desean aumentarla.
Se distinguen por sus grandes caparazones, que las protegen también de las variaciones de temperatura, además de ser una buena defensa contra sus depredadores. De todas maneras, cabe tener en cuenta en este apartado que algunas especies de tortugas marinas tienen un caparazón más delgado, hasta el punto que son conocidas como “tortugas blandas”.
No pueden introducir su cuello, que está formado por 8 vértebras, dentro del caparazón, todo lo cual hace que no posean una gran movilidad.
Otra de sus peculiaridades es que no posee dientes, y en su lugar tiene unos picos cortantes en la parte superior. Tampoco poseen oídos externos.
Son animales grandes, que en la madurez pueden alcanzar los 300 kilos, siendo los machos algo más pequeños que las hembras, y pesando las crías al nacer unos 50 grs. Se distinguen también por su gran longevidad, siendo su esperanza de vida de entre 150 y 200 años, dependiendo de la especie a la que pertenezcan.
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