Como todos sabemos, de vez en cuando los medios informativos nos avisan de que debemos cambiar la hora, ya sea retrasando o adelantando nuestros relojes. Ello tiene como objetivo el ahorro de energía y el mayor aprovechamiento de la luz solar.
Aunque anteriormente existieron ya algunas propuestas para que se llevara a cabo el cambio horario, como la hecha por Benjamín Franklin en el siglo XVIII, no llegaron a buen puerto, siendo en el año 1973 cuando por fin se decidió la aplicación de esta medida, posiblemente por estar inmersos en plena crisis del petróleo.
El cambio de hora se produce dos veces al año:
–Cambio de verano: Tiene lugar el último domingo del mes de marzo, durante la noche del sábado al domingo, y más concretamente a las 2’00 h. de la madrugada. En este caso tenemos que adelantar los relojes una hora, es decir, que adelantaremos el reloj a las 3’00 h.
–Cambio de invierno: Se produce durante el último domingo del mes de octubre, también por la noche del sábado al domingo a la misma hora, y en esta ocasión nos toca atrasar una hora el reloj. O sea, deberemos poner las manillas de nuestros relojes marcando la una de la madrugada.
No hay comentarios, Escribe uno!