El cuerpo humano tiene la capacidad de hacer circular en toda su extensión, y hacia cada órgano a través de venas, arterias y vasos capilares, unos 2,5 a 3 litros de sangre, de acuerdo con la anatomía de cada persona. Posiblemente un niño pequeño no tenga la misma cantidad de sangre que un adulto, pero en esta cantidad, en promedio, se mantiene circulando la sangre dentro del organismo.
Cuando la sangre está circulando en cantidad normal, y por alguna razón la persona comienza a perderla de forma rápida, habrá que aplicar transfusiones de sangre, que debe ser del mismo grupo, o universal. Si por el contrario se pierde sangre de manera lenta o natural, el mismo cuerpo es capaz de reponerla, produciéndola por sí mismo.
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