Las tortugas son animales reptiles, que respiran a través de pulmones. Sin embargo, la respiración les resulta más difícil que a otras especies, por el hecho de no disponer de diafragma o de un sistema muscular como el que tenemos nosotros.
Para respirar, inhalan el aire al mismo tiempo que contraen la musculatura de las extremidades, consiguiendo así mayor capacidad torácica. Asimismo, algunas especies inhalan el aire también a través de la piel.
Para exhalarlo, echan hacia atrás el cuerpo dentro del caparazón. De esta manera, consiguen comprimir las vísceras y logran que el aire salga de sus pulmones.
Cabe advertir que los pulmones de las tortugas se encuentran pegados al caparazón, por lo que bajo ningún concepto debemos ponerlas boca abajo, ya que se asfixiarían.
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