Según estudios llevados a cabo, se sabe que más del 40% de la población acostumbra a experimentar la desagradable sensación de que le piten los oídos, y que de ellos un 10% lo padecen de manera contínua, siendo en este caso un auténtico problema que interfiere en su vida cotidiana.
Decimos que nos pitan los oídos cuando oímos una especie de pitidos sin que exista ningún estímulo sonoro exterior. Dichos sonidos reciben el nombre científico de “acúfenos” o “tinnitus”.
Generalmente, el origen de estos sonidos los encontramos en un “fallo” de nuestro aparato auditivo, que produce una vibración en los tejidos que lo rodean, con los consiguientes pitidos.
También puede deberse a un fuerte ruido, como una explosión o incluso unos petardos o fuegos artificiales.
Asimismo, los pitidos pueden originarse al producirse una sobreexcitación en la corteza cerebral auditiva, lo cual explica que los suframos debido a la ansiedad o al estrés, siendo frecuentes también en el caso de una lesión cervical.
Aunque a muchos de nosotros nuestras abuelas nos hayan dicho que si nos pitan los oídos es porque alguien está hablando mal de nosotros, ésta es una “teoría” que, por supuesto, hemos de desechar.
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